Desde que me decidí a hacer macarons, el "miedo" se apoderó de mi. Miré un montón de blog, y cambié impresiones con algunas bloggers. Todas decían lo mismo: es complicado, no me salieron hasta el tercer intento... A si que se convirtió en una especie de reto personal.
Después de ver dos formas diferentes de hacer los macarons (con merengue italiano y sin él) me decidí por la que pensé que era más fácil. El primer intento fue un fracaso. La pasta quedó tan líquida que, después de intentar distribuir los macarons sobre la placa de horno y darle una forma redonda (fue misión imposible) dejé la manga con el resto de masa encima de la encimera, sin darme cuenta que estaba tan líquida que la masa fue saliendo sola, deslizandose por toda la encimera y cayendo. De esto no me di cuenta hasta que David me preguntó por qué Angie tenía la cabeza rosa. ¿Comó? Pues si, la probre mia había pasado por debajo justo en el momento que la masa estaba cayendo, yendo a parar a su cabeza!
Como os digo, primer intento fallido y directamente a la basura. La tarde siguiente lo intenté otra vez, puliendo algunas cosas que no había hecho la tarde anterior y el resultado fue el que veis! Unos macarons casi tan bonitos como los de Pierre Hermé o Laduree (casi, casi) y de sabor muy parecido.
Os voy a explicar como lo hice:
Ingredientes:
3 claras de huevo envejecidas
100 gr de almendra molida
150 gr de azucar glass
4 cucharadas de azucar normal
En mi primer intento utilicé claras de huevo pasteurizadas (Mercadona). Estas claras son mucho más líquidas y yo creo que fueron el motivo de que no me saliera la receta en el primer intento.
Decidí utilizar claras de huevo normales y envejecidas, es decir, separé las claras de las yemas la noche antes (en algunos blogs indican que hay que dejarlas 3 días o incluso hasta 5, a mi con un día me fue bien) y las dejé toda la noche en la nevera. Las saque del frigorífico media hora antes de usarlas, para que estuvieran a temperatura ambiente.
Otro momento importante es el del tamizado. Tenemos que conseguir que la mezcla entre las almendras molidas (lo ideal es hacerlo con harina de almendra, pero es carísima, yo la encontré a 6 € el kilo) y el azucar glass sea lo más fina posible, para que el macaron quede liso, como veis en las fotos.
En mi caso tamicé la almendra y el azúcar glass hasta en cuatro ocasiones, utilizando un colador de maya fina y eliminado las impurezas o trozos de almendra más gruesos.
En el primer intento intenté moler aún más la almendra junto con el azúcar glass en la thermomix, pero lo único que conseguí fue hacer una pelota, a si que mejor no lo intentéis.
Es el momento de hacer los macaros. Para ello yo batí las claras a punto de nieve, un punto de nieve muy fuerte (con la batidora de varillas, dicen que con la Kitchen Aidd queda estupendamente), cuando tengamos ese punto añadimos en forma de lluvia el azucar normal y seguimos batiendo.
Una vez hecho esto vamos añadiendo la mezcla de almendra y azúcar glass en forma de lluvia, poco a poco y vamos mezclando suavemente con una espátula de silicona, de dentro hacia afuera. Continuamos el proceso hasta que hayamos terminado con los ingredientes.
En este momento teñimos nuestra masa. Como yo quería dos colores, pesé la masa y la dividí en dos cuencos. Después añadí una gota de colorante Americolor.
Cubrimos la bandeja del horno con papel sulfurizado y con ayuda de una manga y una boquilla apropiada, vamos haciendo círculos ejerciendo siempre la misma presión y procurando poner siempre la misma cantidad. En el primer intento, además de que la masa se me extendió perdiendo la forma de círculo, eché poca masa en cada círculo. Tienen que quedar más o menos como veis en la segunda foto del post.
Dejamos reposar la mezcla en la bandeja durante, al menos, media hora, para conseguir que la capa superior se endurezca.
Pasado ese tiempo es el momento de hornear para lo que habremos precalentado el horno a 180º bajándolo a 150º en el momento de introducir los macarons.
En mi caso, horneando los macarons a 150º tengo que dejarlos 12 minutos.
Antes de hornearlos todos de golpe probé con uno, primero lo horneé 10 minutos, como vi en algunos blogs, pero al despegarlo, por la parte de abajo no estaba hecho y no se despegaba bien, a si que en la segunda ocasión lo dejé 12 minutos y salió perfecto.
Pasado ese tiempo tenemos dos opciones: o colocamos el papel sulfurizado encima de una rejilla o pulverizar agua entre la bandeja y el papel y dejarlo enfriar. Yo probé de las dos maneras y me pareció que se despegaban mejor optando por la primera forma.
Una vez fríos, solo tenemos que despegarlos con mucho cuidado.
En esta ocasión para el relleno he optado por lemon curd para los pistachos y ganaché de chocolate para los fucsias.
Seguir leyendo >>